
AZUL Y GARANZA
Ubicada entre el desierto de las Bardenas Reales y las sierras del Prepirineo navarro, cultiva sus viñas en un paisaje extremo, donde los suelos pobres y el clima seco obligan a la vid a dar lo mejor de sí. La escasa producción se traduce en uvas pequeñas, intensas y concentradas, fruto de un cultivo respetuoso que fomenta la biodiversidad mediante la plantación de árboles frutales y vegetación autóctona.
En este entorno singular, Azul y Garanza ha recuperado antiguas viñas de Garnacha con más de un siglo de vida, muchas de ellas en pequeñas parcelas aisladas, casi olvidadas por el tiempo. Lejos de ver abandono, la bodega ha encontrado un patrimonio vitícola único que, gracias a la colaboración con viticultores locales, ha podido devolver a la vida. Cada botella que nace aquí es una expresión auténtica del paisaje, la historia y el compromiso con una viticultura sostenible.

